DEBERES DE LOS PADRES CON LOS HIJOS
Estos “derechos - deberes” se guían por el principio de interés superior del niño, que exige que los padres guíen a sus hijos en el ejercicio de sus derechos fundamentales y procuren su mayor realización espiritual y material posible.
Cabe señalar que hasta antes de la nueva ley de filiación estos derechos - deberes estaban tratados de manera separada. Es decir, se decía que habían ciertos derechos del padre (por ejemplo, el de visitas o de corrección) u ciertos deberes del mismo (de alimentación, por ejemplo).
Con la reforma de la ley 19.585 se estimó que el tratamiento debía darse en un mismo cuerpo, es decir, todo aquello que era un derecho constituía también un deber para el padre, si se correspondía con un derecho que al respecto tenía el hijo.
Así por ejemplo, hasta antes de la reforma se estimaba que el padre tenía derecho a las visitas. Una vez ocurrida la reforma, se estima que el padre tiene además el deber de visitar al hijo y este deber es una emanación del derecho del niño a ser visitado por ambos padres.
Ahora bien, estos derechos - deberes son:
- Cuidado.
- Visitas.
- Crianza y Educación.
- Gastos de crianza y educación.
DEBERES DE LOS HIJOS CON LOS PADRES
s hijos tienen un deber hacia sus padres que bajo la ley de Dios y la naturaleza deben cumplir a conciencia. “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres; porque esto es justo”. Y también “Hijos, obedeced a vuestros padres en todo; porque esto agrada al Señor” (Ef. 6:1; Col. 3:20).
Estas son las cosas en las que los hijos deben dar a sus padres la honra que merecen. Primero, deben siempre considerarlos a ellos mejores que a sí mismos. Observo un espíritu vil en algunos hijos, que miran con desprecio a sus padres y sus pensamientos con respecto a ellos son despectivos y desdeñosos. Esto es peor que comportarse como un pagano; los que actúan de esta manera, tienen el corazón de un perro o una bestia que muerde a los que lo produjeron y a la que les dio vida. Objeción: Pero mi padre es ahora pobre y yo soy rico, y sería disminuirme o, por lo menos, un obstáculo para mí, mostrarle el respeto que le mostraría si las cosas fueran distintas.
Respuesta: Le digo que argumenta usted como un ateo o una bestia y su posición en esto, es totalmente opuesta a la del Hijo de Dios (Mar. 7:9-13). Un talento y un poco de la gloria de una mariposa, ¿tienen que convertirlo en un ser que no ayuda y no honra a su padre y a su madre? “El hijo sabio alegra al padre, mas el hombre necio menosprecia a su madre” (Prov. 15:20). Aunque sus padres se encuentren en la posición más baja y usted en la más alta, él sigue siendo su padre y ella su madre y usted debe tenerlos en alta estima: “El ojo que escarnece a su padre y menosprecia la enseñanza de la madre, los cuervos de la cañada lo saquen, y lo devoren los hijos del águila” (Prov. 30:17).
Segundo, debe demostrar que honra a sus padres con su disposición de ayudarles en lo que necesiten. “Pero si alguna... tiene hijos, o nietos, aprendan éstos primero a ser piadosos para con su propia familia, y a recompensar a sus padres;…”, dice Pablo, “porque esto es lo bueno y agradable delante de Dios” (1 Tim. 5:4). José observó esta regla con respecto a su pobre padre, aunque él mismo estaba casi a la altura del rey de Egipto (Gén. 47:12; 41:39-44).
Además, note que deben “recompensar a sus padres”. Hay tres cosas por las cuales, mientras viva, estará en deuda con sus padres.
1. Por estar en este mundo. De ellos, directamente bajo Dios, recibió usted vida.
2. Por su cuidado para preservarlo cuando usted no podía hacer nada por sí mismo, no podía cuidarse ni encargarse de sí mismo.
3. Por los esfuerzos que hicieron para criarlo. Hasta que no tenga usted hijos propios, no podrá comprender los esfuerzos, desvelos, temores, tristezas y aflicciones que han sufrido para criarlo y, cuando lo comprenda, será difícil sentir que ya los ha recompensado por todo lo que hicieron por usted. ¿Cuántas veces han saciado su hambre y arropado su desnudez? ¿Qué esfuerzos han hecho a fin de que tuviera usted los medios para vivir y triunfar aun cuando ya hayan muerto? Es posible que se hayan privado de alimento y vestido y que se hayan empobrecido para que usted pudiera vivir como un hombre. Es su deber, como hombre, considerar estas cosas y hacer su parte para recompensarlos. Las Escrituras así lo afirman, la razón así lo afirma y sólo los perros y las bestias pueden negarlo. Es deber de los padres cuidar a sus hijos y el deber de los hijos, recompensar a sus padres.
Tercero, por lo tanto, con una conducta humilde y filial demuestre que usted, hasta este día, recuerda con todo su corazón el amor de sus padres. Todo esto, sobre la obediencia a los padres, en general.
También, si sus padres son piadosos y usted es impío, como lo es si no ha pasado por la segunda obra o el nacimiento de Dios, debe considerar que con más razón debe respetar y honrarlos, no sólo como padres en la carne, sino como padres piadosos; su padre y madre han sido designados por Dios como sus maestros e instructores en el camino de justicia. Por lo tanto, como dijera Salomón: “Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no dejes la enseñanza de tu madre: Átalos siempre en tu corazón, enlázalos a tu cuello” (Prov. 6:20,
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