HUMANISMO
También
conocido como humanismo renacentista, se trata de una doctrina filosófica,
intelectual y cultural surgida en la Europa del siglo XIV, estrechamente
vinculada al Renacimiento, que buscó retomar el legado clásico de las culturas
de la antigüedad (en especial la griega antigua) e interesarse por la razón
humana y el hombre como centro del universo, dando la espalda así a siglos de
filosofía religiosa medieval que imponían una perspectiva teológica.
El
modelo humanista imperó en la Europa renacentista hasta finales del siglo XVI,
cuando la influencia de los procesos de cambio y reforma (luterana, anglicana,
calvinista), la Revolución Francesa, la Ilustración y la Contrarreforma
católica, impulsaron la diversificación de sus intereses hacia un modelo
filosófico más moderno.
Sin
embargo, el humanismo no murió allí, sino que continuó formando un componente
ideológico importante en la conciencia occidental hasta el siglo XIX, cuando se
le opuso como método educativo a la escolástica, y luego dio origen en el siglo
XX al humanismo laico o secular, cuyo primer manifiesto se firmó en 1933.
Características del humanismo
Origen
El
origen exacto del humanismo se sitúa en Italia durante el siglo XIV,
específicamente en Roma, Florencia y Venecia, de la mano de los poetas y
pensadores Dante Alighieri (1265-1321), Francesco Petrarca (1304-1374) y
Giovanni Boccaccio (1313-1375).
Sin
embargo, sería con de la invención de la imprenta (1450) y del descubrimiento
de América (1492), que el humanismo entraría en su apogeo, de la mano de
intelectuales como Giovanni Pico della Mirandola (1463-1494), quien fue el
primero en acuñar el término humanismo y humanista para designar al movimiento,
y Antonio de Nebrija (1441-1522), quien renovó el estudio de lenguas clásicas
en España.
Después
vendrían los grandes Erasmo de Rotterdam (1466-1536) y Michel de Montaigne
(1533-1592), dos de los más célebres humanistas europeos de la historia.
Factores históricos
El
humanismo se vio beneficiado por diversos factores históricos que alimentaron
en Europa el interés por un pensamiento renovado y por la herencia clásica
despreciada como pagana por el medioevo cristiano. Entre ellos se encuentran:
- La
caída del Imperio Bizantino. Bajo asedio de los turcos, el Imperio Romano de
Oriente vería emigrar a muchos de sus sabios y estudiosos, que buscaron refugio
en Occidente y sobre todo en Italia, nutriendo así el intelecto humanista en
formación.
- La llegada al solio pontificio de Nicolás V,
quien había sido formado por eruditos humanistas en su juventud. Esto permitió
el surgimiento en Roma del humanismo, cuya consolidación fue aún mayor durante
el papado de Pío II, considerado el mayor humanista y protector de las artes de
su tiempo.
- La acción de los mecenas. El surgimiento
del mecenazgo como forma de financiación de numerosas obras humanistas,
financiando su impresión o acogiendo a los eruditos en sus palacios. Tal fue,
por ejemplo, el caso de los Médici florentinos.
-
La creación de las universidades. Una vez instalado el pensamiento humanista,
las grandes escuelas europeas se hicieron eco de él y ayudaron a esparcirlo y
afianzarlo por todo el continente.
Antropocentrismo
Si
bien la idea del Creador seguía siendo importante en el pensamiento humanista,
y tenía aún un rol fundamental en su concepción del universo, hubo un
importante desplazamiento de atención hacia el hombre como eje del mundo y la
razón humana, lo cual permitió romper con la concepción cerrada y teocrática
del mundo que el medioevo cristiano impuso durante siglos.
La
inteligencia humana, así, surgía como valor supremo de la mano con la fe
religiosa, pero el poderío de la Iglesia, debilitado por las reformas
protestantes y por el aprecio de la racionalidad del hombre contemporáneo,
acaba con la Santa Inquisición de la Iglesia Católica.
La
aparición de la imprenta, además, democratiza la tenencia del libro, acabando
con la hegemonía eclesiástica y permitiendo la libre interpretación de las
escrituras, lo cual acentuará aún más el espíritu protestante de la época.
Esto
conducirá al eramismo, un modelo de espiritualidad más interior, libre y
directa.
Clasicismo
La
recuperación de los mitos y leyendas, así como del imaginario de la antigüedad
grecolatina, juega también un rol en la apertura del hombre al conocimiento
antiguo y a la exploración de sus fuentes históricas, constituyendo así el
saber y las Bellas Artes como valores de la época, protegidos por instituciones
como el papado o el incipiente mecenazgo.
Se
traducen los textos antiguos y se los vuelve a estudiar. La relectura de
Plutarco, por ejemplo, y sus biografías, recuperan como modelo a seguir al
cortesano y al guerero-poeta, desplazando del imaginario popular al caballero
medieval y sus fanatismos. También se recuperan la idealización estética de lo
real de Platón, e igualmente la lógica aristotélica.
Comercio
Al
contrario de las épocas medievales, el comercio y el enriquecimiento empiezan a
ser bien vistos por la lógica calvinista, que ve en ellos la bendición terrenal
de Dios al trabajo humano. Esto será clave para el surgimiento del espíritu
protestante, indispensable a su vez en el posterior nacimiento de la burguesía
y del capitalismo.
La
fama y la Gloria
La
fama, la gloria, el poder y el prestigio se rescatan como ambiciones que
ennoblecen al hombre, y eso conlleva a la fe en las hazañas de corte
exploratoria (como el Descubrimiento de América y la expansión de las rutas
comerciales), arquitectónica, artística e incluso política (aparece El príncipe
de Nicolás Maquivelo en 1513).
Todo
ello conducirá a un estado de optimismo y de fe en el hombre moderno,
contrarios al pesimismo medieval y la doctrina milenarista que esperaba el
inminente fin del mundo (y la venida de Cristo). La realización humana puede
tener lugar en la tierra.
la Venus grecolatina
El
humanismo recupera en la figura de la Venus grecolatina un modelo de femineidad
más vinculado al goce epicúreo, al amor o la sensualidad y la belleza. Esto
contrasta con la figura siempre tapada de la virgen católica, y la mujer
desnuda únicamente como representación del pecado original y el mito punitivo
de Eva.
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